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miércoles, 24 de octubre de 2012

EDICIONES ENCUENTRO: UNA MIRADA AL SIGNIFICADO ÚLTIMO DE LA REALIDAD A TRAVÉS DE LA LECTURA

Ediciones Encuentro fue fundada en 1978 por José Miguel Oriol, quien había tenido experiencia editorial durante los últimos años del Franquismo en una editorial comprometida contra el régimen. Una vez que se manifiesta la crisis del movimiento que lo sustentaba durante las postrimerías del Franquismo, entra en crisis la editorial. Sin embargo, cuando José Miguel conoce en la Feria Internacional del Libro de Frankfurt la experiencia de una editorial italiana, llamada Jaca Book, decide empezar una aventura editorial nueva en 1978.

Y, básicamente, ¿qué tipo de libros querían sacar al mercado? ¿Cuál era su filosofía?

Eran los tiempos del postconcilio y, de alguna manera, lo que intentaban era conjugar una identidad cristiana clara con una apertura al mundo moderno y contemporáneo. Esa fue, yo creo, la línea fundacional de Ediciones Encuentro. Y, de hecho, esa unión entre esos dos factores es lo que más les llamó la atención de la experiencia italiana.

¿Cómo fue la receptividad de esta propuesta? Porque, salir del Franquismo a, de repente, romper con una mentalidad imperante no debió ser fácil, ¿no? ¿Hubo algún tipo de reacción positiva o negativa? 

Las publicaciones sí despertaron bastante interés en ciertos ámbitos intelectuales y de la Iglesia. De hecho, uno de los primeros interesados por ellas, fue un grupo de sacerdotes de la diócesis de Madrid, vinculados a un pequeño movimiento diocesano, que se llamaba Nueva Tierra. Este contacto primario fue –en parte– el germen de una unión posterior con Comunión y Liberación, experiencia de la cual había surgido Ediciones Encuentro. Dicho eso, la editorial ha ido ganando con los años mucho prestigio en un cierto ambiente católico e intelectual. En los primeros años Encuentro era conocida por las publicaciones de arte, sobre todo de Románico y, hoy en día, el prestigio es muy grande, tanto en España como en América, en todo tipo de publicaciones, sobre todo en las relacionadas con el ensayo y el pensamiento.

Y, ¿qué tipo de público es el que más consume los ensayos que publica Ediciones Encuentro?

Yo creo que nuestro público principal son lectores de nivel cultural medio-alto. Aunque no es el único. Nuestra colección de ensayos, que es una gran parte de nuestro catálogo, sí tiene esta línea. Pero tenemos otras colecciones, como colecciones de libros infantiles, colecciones más divulgativas, libros de testimonio, de actualidad, de literatura y, por supuesto, otros que son mucho más universales. Pero es verdad que Ediciones Encuentro se ha ido posicionando en los últimos años en un público que podría considerarse culto. No necesariamente un público universitario. Un público interesado por conocer la realidad a fondo.

¿Podrías describirme la realidad a fondo? Porque eso tiene muchos matices.

Yo creo que los libros no son, como se dice a veces, una “distracción de la realidad”, un “mecanismo de evasión”, una herramienta para “mirar para otro lado” o para “soñar mundos”. Justamente los libros de pensamiento y de literatura son interesantes porque nos permiten entendernos mejor a nosotros mismos, el mundo, la realidad y nos impulsan a buscar el significado primero y último de todas las cosas. Eso es lo bonito de los libros: que nos ponen en diálogo con gente que nos ayuda a mirar cosas que no vemos, quizá, en primera instancia. Cuando digo que lo que queremos es mirar toda la realidad, me refiero a no censurar ningún aspecto. En ese sentido, a nosotros nos interesan libros de cualquier tema. Ediciones Encuentro no es una editorial exclusiva de libros religiosos, de literatura, o de libros para niños, sino que todos los aspectos de lo humano nos interesan. 

Sí, pero presumo que tendrán algún tipo de “filtro” para saber qué publicar y qué no publicar, porque no todo es publicable, y eso lo sabemos. ¿Cuál sería el filtro de ustedes? ¿En qué se basarían para determinar que un libro se publica o no bajo su sello?

No todos los libros y no todos los autores tienen esta mirada que yo acabo de decir sobre la realidad: una mirada abierta, que no censure lo que es el hombre hasta el fondo, que no censure lo que es la realidad hasta el fondo y que no censure tampoco el significado último al que remite la realidad, el misterio al que todas las cosas apuntan. Ese es el criterio fundamental. Libros que nos permitan mirar así las cosas. Otro filtro evidente es la calidad. A nosotros no nos interesa sólo el contenido, sino también el continente, cómo se dicen las cosas. Cuidamos mucho ese aspecto formal de los libros: que estén bien escritos, que no sólo transmitan algo de valor, sino que lo transmitan con valor. 


En ese sentido, ¿cuál sería el libro o los libros emblemáticos para Ediciones Encuentro, los que han tenido mayor receptividad por parte del público o que han causado mayor polémica? Pueden ser conocidos por ambas cosas…

Si yo tuviera que indicar un libro que señala o que recoge esta orientación que acabo de decir de Ediciones Encuentro, sería El Sentido Religioso de Luigi Giussani. Es uno de los primeros libros publicados por la editorial y, cuando se hizo, se colocó una nota editorial que decía algo así: “este no es un libro cualquiera, este es un libro que define nuestra identidad, que es lo que nos interesa en esta casa, en esta aventura que es Ediciones Encuentro”. 

Luego, hay otros autores de libros muy significativos. Diría que Gloria de Von Balthasar es un libro que fue muy importante y que sigue siendo uno de nuestros libros insignes, que simboliza un poco el descubrimiento de una nueva forma de teología muy vinculada con el Concilio Vaticano II, a través de la belleza. 

Otro libro muy significativo, muchísimo más reciente, es el libro de Jesús de Nazaret, de Benedicto XVI. Para nosotros este libro ha sido una especie de confirmación de una trayectoria que llevábamos recorriendo desde hace mucho tiempo –hemos ido publicando libros de Ratzinger durante mucho tiempo–, una confirmación de que estamos en el buen camino. De hecho, es un libro que se ha vendido muchísimo y que para nosotros ha sido un verdadero espaldarazo.

Habría muchos otros libros que han sido importantes, hitos en nuestro camino, pero quizás esos son los más significativos. Hay otros libros de historia, por ejemplo, que han sido especialmente polémicos, otros que han tenido mucha discusión, algunos libros de literatura, algunos libros de pensamiento de actualidad…

¿Podrías hablar un poco de los libros polémicos?

Un libro que fue muy polémico y que se vendió muy bien, fue la trilogía de Pío Moa sobre la Guerra Civil Española y la Segunda República. Esos fueron los primeros libros que publicó. Luego publicó en otras editoriales libros más divulgativos, pero ese libro, por ejemplo, marcó un antes y un después en la historiografía contemporánea sobre la Guerra Civil. De hecho, es un libro muy discutido, pero muy interesante y, hasta ahora, seriamente, no refutado. 

¿Podrías explicarme un poco más sobre el porqué llamó tanto la atención ese libro?

Lo que viene a decir el libro es que la Guerra Civil no fue sólo, como se suele decir, consecuencia de unos señores de derechas que decidieron comenzar la guerra, sino que, de alguna manera, también se estuvo gestando en el ámbito de la izquierda. Y eso generó mucha polémica –y la sigue generando hoy día–, pero abrió la puerta a una serie de investigaciones que todavía están de plena actualidad. El tema, desde luego, no está cerrado y no sé si lo estará alguna vez.

Volviendo a otros libros que han sido emblemáticos, ¿de cuál podrías hablarme?

La colección de España Románica, por ejemplo, no es una colección polémica, pero es una colección que se vendió fenomenalmente, de una calidad extraordinaria y que supuso un estímulo para los estudios del románico, así como la recuperación del románico en España durante los años ’80, pues era un arte muy olvidado, dejado de lado. 

Recuerdo también otro libro sobre la Guerra Civil, pero narrado desde el punto de vista de un adolescente en la retaguardia (así se llama el libro). Es un libro que narra una historia real –es una autobiografía– de un joven seminarista de Barbastro, cuando sus compañeros monjes fueron detenidos y más tarde ejecutados. Y es un libro muy bonito, que se ha vendido muy bien, justamente porque no es una historia sangrienta, sino que habla desde el perdón sincero de todo aquello. 

Otro libro muy distinto que ha sido recientemente una gran sorpresa para nosotros, es el YouCat, Catecismo Joven de la Iglesia Católica, que publicamos con ocasión de la JMJ de Madrid del año 2011. El libro se regaló a todos los peregrinos de la JMJ y supuso una difusión como ningún libro haya tenido, yo creo, en la historia. Es un libro también muy valioso para nosotros. 

Cada libro que hacemos, de alguna manera, es un libro por el que apostamos. Es un contenido que nos parece interesante, que nos parece bonito para poner delante del mundo entero y, por eso lo hacemos.

Estás poniendo tus publicaciones frente al mundo entero. ¿Sientes que estás generando algún cambio o reafirmando alguna posición? Porque, cuando uno escribe un libro, es porque quiere lanzar un mensaje al mundo o quiere ayudar en algo. ¿Sientes que tus publicaciones están haciendo algún cambio en la sociedad contemporánea?

Lo que yo quiero es que provoque un cambio en el lector individual. Si un libro que publicamos supone para alguien realmente un cambio, un impacto, una novedad, algo que le haga entenderse a sí mismo, a descubrir la grandeza del hombre o del mundo, sería suficiente. Si Dios quiere y eso se genera en muchos y tiene una incidencia social, pues estupendo. Pero no hacemos esto para cambiar la sociedad. Hacemos esto para cambiar el corazón del hombre, empezando por el nuestro. Cambiando el corazón del hombre, se cambia al final la sociedad. 

Se podría pensar que con las nuevas tecnologías, el mundo editorial va un poco en picado, cosa que no pienso, porque siempre habrá público que consuma literatura en papel y otro público que consuma literatura en soportes electrónicos. ¿Cómo está trabajando Ediciones Encuentro frente a esta realidad?

En primer lugar, es completamente cierto que a la crisis general, en el sector del libro, se le suma una crisis particular, que es la crisis de las nuevas tecnologías y de los ebooks. Eso está afectando de manera muy seria y va a seguir afectando no sólo a las editoriales, sino a los distribuidores, a los libreros, a toda la cadena del libro y a los autores, por supuesto. 

Ahora bien, yo creo que más que el fin de las editoriales, lo que va a significar es que los editores van tener que darse cuenta de que lo que hacen no es imprimir libros, pues ese es un trabajo de las imprentas. Lo que hacen las editoriales es seleccionar contenidos valiosos y ofrecerlos al público. En ese sentido, las editoriales, por lo menos las que ofrecen un valor añadido al público, son una garantía para sus lectores de que pueden fiarse de las publicaciones que seleccionan. Y eso no desaparece con el ebook. 

Nosotros estamos apostando muy fuertemente por el ebook. El soporte es lo de menos. Lo importante es el contenido. Tenemos nuestros libros disponibles en Amazon, Google Play, a través de nuestra página Web, en formatos pdf o epub. En fin, vamos a seguir por ese camino, sin abandonar el libro en papel, que yo creo que, efectivamente, como decías, va a seguir existiendo. Pero lo otro va a ir ganando también mercado y ahí vamos a estar.

Me dijiste que ustedes buscaban un valor agregado –a diferencia de otras editoriales– para sus publicaciones. ¿Cuál es la fortaleza de Ediciones Encuentro que hace que sea único en el mercado y que hace que se diferencie de otras editoriales?

Yo creo que lo que he dicho al principio. Es el punto novedoso, original, propio: el criterio con el que seleccionamos los libros. Eso es lo fundamental, un criterio que valora todos los aspectos del ser humano, sin censurar ninguno y que está abierto a una hipótesis de respuesta a esas exigencias humanas, que es el cristianismo. Y eso es lo que nuestros lectores reconocen en nuestras publicaciones. 

Cuando un lector encuentra un libro de Ediciones Encuentro, aunque no conozca al autor o el título, sabe que el contenido de ese libro está en esta línea. Eso es lo que debemos mantener y lo que debemos cuidar. A eso se le pueden añadir muchas otras cosas, como la calidad formal. Nosotros cuidamos mucho formalmente el contenido, las erratas, la traducción y el diseño. Sin embargo, lo primero y fundamental es el criterio de selección. 

Igualmente, tenemos muchísimos años de experiencia, una distribución muy buena y buenas relaciones con los medios, tenemos presencia en Internet, presencia en las redes sociales, y todo eso nos diferencia de muchas otras editoriales con otro tipo de orientación, o con menos cuidado por las publicaciones.

¿Cómo afronta Ediciones Encuentro la crisis económica? ¿Se le suma a esta crisis el tema de los libros publicados gratuitamente por Internet?

La crisis nos está afectando como a todas las empresas. Se compran menos libros hoy en día en España que hace algunos años. Y eso que ya estábamos por debajo de la media europea y de otros muchos países. Aquí se lee poco, pero en los últimos tres años también se compran menos libros.

A nosotros, paradójicamente, estos dos últimos años nos ha ido muy bien gracias a la venta de la segunda parte de Jesús de Nazaret, de Benedicto XVI, y el YouCat. Sin embargo, eso no quita que estemos preocupados también por el futuro. Yo siempre digo que la crisis, en realidad, no tendría por qué suponer una gran caída en el sector del libro, puesto que la lectura es un gran descanso y consuelo. Es una de las mejores formas de ocio posible. A lo mejor uno no se puede ir de vacaciones al Caribe, pero puede comprarse dos buenas novelas y disfrutarlas más que los mosquitos del Caribe, ¿no?

Dicho eso, el tema de la piratería nos afecta relativamente, porque los libros que publica Ediciones Encuentro por lo general no son de masas. Y los libros que se piratean más habitualmente son los de masas, la literatura liviana y superficial, que se vende más. Es raro –aunque nos hemos encontrado con casos– que haya libros nuestros pirateados en la Red. 

De todas maneras, nosotros procuramos estar atentos y, más que denunciar, tratamos de hacer entender a quienes piratean que lo que están haciendo es minar la posibilidad de que haya libros nuevos en el futuro, porque si la editorial no cubre ni siquiera sus costes, no podrá seguir publicando libros y, por tanto, todo ello se convierte en una pescadilla que se muerde la cola. El amante de los libros que piratea libros, está cortando la rama sobre la que está sentado. 

Ahora hay una tendencia en la juventud a meterse más en las redes sociales y, tal vez, a dejar un poco de lado la literatura, porque hay otras distracciones. ¿Sientes que realmente el joven no lee? ¿Qué impacto tendrá eso en el futuro? ¿Se puede remediar?

Yo creo que la literatura y los libros –sean en papel, en bits o en lo que sea– siempre existirán, porque es un diálogo profundo entre el autor y el lector. Y el hombre necesita de la profundidad. Aunque también es verdad que hay épocas en las que esa profundidad, ese fondo humano, está más distraído de sí mismo. Quizá nuestra época es una especie de distracción de nosotros mismos. Pero yo creo que esa distracción no es, ni puede ser nunca, un olvido completo. 

El hombre será eternamente un ser que se pregunta por sí mismo, que se pregunta por las relaciones con los demás, que necesita de relaciones que le construyan. De hecho, Internet y las redes sociales en el fondo son esto: una búsqueda de relaciones necesarias para vivir. 

Un libro es un paso mucho más profundo que el que pueda haber en una red social. En ese sentido, aunque pueda afectar superficialmente a la venta de libros, yo creo que el uso de las redes sociales no va en contra de los libros. En todo caso, al revés. Hay muchísimas páginas en Facebook y muchísimos comentarios en Twitter dedicados a comentar lecturas. Uno lee algo que le apasiona y se lo dice a los demás. Internet –y las redes sociales en particular– las veo más como una oportunidad que como una amenaza para las editoriales. 

¿Podrías profundizar un poco más en ese aspecto? ¿Por qué piensas que son más una oportunidad que una amenaza?

Por muchas cosas. Una cosa muy elemental es que, gracias a los ebooks, nosotros, por ejemplo, podemos vender sin cortapisas libros en toda América Latina, al mismo precio que lo vendemos aquí en España, sin la intermediación de distribuidores que anteriormente hacían casi imposible acceder –a no ser para gente con un nivel de vida muy elevado– a ciertos títulos nuestros en América Latina. Eso, para empezar, ya es una ventaja. 

Asimismo, podemos tener una relación mucho más directa con el lector. Podemos conocer mucho más los gustos, las críticas, las sugerencias de los lectores, gracias a las redes sociales y, en general, a Internet. Yo creo que, en muchos sentidos, Internet es una buena herramienta para las editoriales. El alquiler de libros por Internet, por ejemplo, es algo que está en fase de desarrollo, pero que se irá imponiendo en el futuro, así como la interacción entre libros, los contenidos enriquecidos, la posibilidad de vincular imágenes… en fin, hay muchas ventajas del libro electrónico y, además, hay muchas ventajas de la venta y de la presencia de los libros en Internet. Internet es un gran invento, siempre que se use como un medio y no como un fin en sí mismo. 

Ustedes pertenecen a la Compañía de las Obras. ¿Por qué pertenecer a ella? ¿Qué les ofrece?
Porque el criterio ideal que he señalado al comienzo y que es el alma de Ediciones Encuentro, esta valoración del hombre en sus exigencias más profundas y esta hipótesis de que el cristianismo es la respuesta a ellas, necesita ser sostenida y alimentada en una compañía humana. Y la CdO para nosotros es fundamentalmente esto. Es una ayuda para nosotros ver que hay otras empresas que también se guían por un criterio ideal. Es una ayuda concreta en el día a día, para sostener la obra en el día a día, una ayuda en el criterio último por el que hacemos la editorial y por el que venimos a trabajar. Dicho eso, mi deseo es que la CdO sea cada vez más una ayuda, no sólo en el criterio último, sino también en las necesidades más cercanas y más concretas. Y así espero que se vaya también acentuando en el futuro. Esa es nuestra razón de pertenecer a la CdO. 

¿Cuáles serían estas necesidades más cercanas y concretas?

Ahora, por ejemplo, en tiempo de crisis, es tener una relación más estrecha entre los socios, en todos los aspectos de la empresa, desde el jurídico, financiero, de gestión, informático, de proveedores, outsourcing, de servicios entre empresas, los suministros y todos los aspectos del día a día de las empresas, en los que ese criterio ideal, esa compañía, en las razones últimas, también puede incidir. 

¿Deseas agregar algo más?

Que el verdadero valor de Ediciones Encuentro son todas las personas que, sin ser trabajadores de la editorial, de alguna manera, comparten esta visión del hombre y esta idea; los autores que quieren publicar con nosotros, que nos prefieren, porque justamente expresamos esta concepción del hombre; los libreros que también entienden que hay algo especial en nuestros libros y, finalmente los distribuidores o los proveedores que también van más allá de una relación puramente mercantil. Pero, sobre todo, los lectores, que no sólo disfrutan de nuestros libros, sino que comparten esta aventura. Notamos cómo llegan sugerencias por e-mail o por carta, que nos indican libros interesantes para publicar, que nos critican también cuando hemos hecho alguna cosa no adecuada. Porque Ediciones Encuentro no es una aventura de cuatro locos, sino que es la voz, es la expresión de un pueblo que tiene una visión del hombre que es interesante para el mundo. Para España, para América y para el mundo entero. 


Entrevista a cargo de Flavia Ranzolin